jueves, 10 de julio de 2008

Juan Ignacio Rojas

cuando lo supe me quedé frío como la nieve... como la nieve que escuchó tu último aliento...sin aliento: sentí que años de mi temprana madurez maduraban para siempre...siempre te recordaré...Manuel... hay tantas cosas que decir... tantas que recordar... me vienen a la cabeza como golpes de martillo y como soplos de brisa...Un día me peleabas mi gusto por el futbol: "no entiendo a 22 monitos corriendo detrás de un balón"... oops... -pensé- y te dije "¿¡cómo te gusta subir a la montaña si de todos modos te tienes que bajar!?"...me encantó comerme tus chocolates con Chucho Perea en la Ciudad de los Niños en Puebla... allá por el lejano trienio 1976-1979... cuando llegaste, los de sexto de primaria teníamos pavor de "Gertrudis" y más adelante de "Filomena"... Apostamos palazos y cuál sería mi gusto cuando te dí uno bien puesto en tus nalguitas... "quien bien te quiere te hara llorar" -decías- y mira... te tuve que dar tanto con rencor, como con gusto y cariño...Gracias a ti conocí a Von Karajan, aprendí a apreciar a Nicola di Bari, a retacar mi cuarto de lociones, a amar la montaña, a manejar el ábaco, a sacarle el mejor provecho a los viajes... numerosas ocasiones te enchilaste comiendo en casa de mi madre Ruth, quien te adora... películas de estreno, campamentos, retiros y tus intenciones de llevarme al aspirantado... éstas últimas no tuvieron éxito (Qué bueno!!!)... pero sobre todo contribuiste para hacerme sensible a los problemas de los demás... a ayudar... fuiste determinante en la forma en la que antes y después de tu muerte he valorado la vida... gracias Manuel María Mijares Ferreiro...Con cariñoJuan Ignacio Rojas Flores

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